Nos sentimos felices cuando encontramos un objeto que dábamos por perdido, nos enamoramos, encontramos un trabajo que nos satisface o al degustar un plato. Esos tipos de felicidad, claro, son muy diferentes entre sí, y no todos tienen nombre en español. Esto es lo que quiere remediar el Diccionario de la felicidad del profesor de psicología Tim Lomas.
A veces faltan las palabras para describir lo que sentimos en nuestro idioma, que puede quedarse corto cuando se trata de expresar diferencias sutiles en los sentimientos. Pero que no sepamos cómo expresarlo no quiere decir que no exista.
Tim Lomas, profesor de psicología en la Universidad de East London y autor del Diccionario de la felicidad cree que el inglés (o para nuestro caso el español) se queda corto cuando se trata de expresar las diferencias sutiles.
¿Cuál es el propósito de descubrir nuevas palabras que no tienen traducción en otros idiomas? Lomas argumenta que, al hacerlo, expandimos las fronteras de nuestra mente y enriquecemos nuestra vida emocional. “Estas palabras nos permiten dar voz a sentimientos que probablemente hemos experimentado pero que no teníamos la habilidad de conceptualizar”, señala. “Pueden incluso ayudarnos a entender sentimientos de los que previamente no éramos conscientes o no habíamos disfrutado”.
Lomas guía a los lectores por esas palabras intraducibles que no tienen un equivalente exacto en otro lenguaje, en capítulos que se centran en varios aspectos de la felicidad como el placer, la conexión o la satisfacción. Es el caso de la palabra griega meraki, que se refiere a terminar una tarea con amor, como cocinar para tus más cercanos, o nakama, palabra japonesa que designa a aquellos amigos que son como familia.