El traductor Follaldre denuncia en Twitter las penosas condiciones laborales de los traductores de subtítulos mientras Deluxe se defiende de las acusaciones.
MARTA MEDINA 01/05/2020
Fue la gran apuesta de Netflix para los Oscar del año pasado, pero ‘Roma’, la última película de Alfonso Cuarón, fue protagonista, además, de una polémica inesperada. No tuvo que ver ni con la supuesta autocomplacencia del director mexicano a la hora de retratar a su mucama indígena, ni con la necesidad de estrenar o no en grandes salas para optar a los Premios de la Academia o participar en los festivales. Tras el estreno de la cinta en la plataforma de ‘streaming’, muchos usuarios se percataron de que los subtítulos traducían el español de México al español peninsular. Cuando la protagonista hablaba de “enojarse”, el texto lo transmutaba en “enfadarse”. “Orilla” se convertía gracias a la magia del subtitulado en “borde”. Ante las críticas tanto de usuarios como del propio director —Cuarón tildó la decisión de utilizar el español peninsular como “parroquial, ignorante y ofensiva para los propios españoles”—, la plataforma tuvo que retirar los subtítulos y acudir a un nuevo texto en español de México.
“Fue producto de la burocracia”, explica el tuitero Follaldre, guionista y traductor y subtitulador profesional, que prefiere no hacer público su nombre real . “Todos hemos notado que ha empeorado la calidad del subtitulado muchísimo, pero nadie se atreve a tirar de la manta porque somos todos autónomos”. Hasta que ha llegado él y ha abierto en Twitter la caja de los truenos de los traductores de subtítulos: trabajo precario, plazos imposibles de cumplir y deslocalización de los trabajadores en un mercado “monopolizado” en España por el gigante americano Deluxe, multinacional encargada de rodar y posproducir contenido audiovisual, y encargada del subtitulado de la mayor parte del cine y las series de Netflix, Amazon Prime, HBO y las grandes productoras internacionales. Con más de 7.000 empleados que traducen a más de 50 idiomas en todo el mundo, Deluxe son los encargados de, por ejemplo, traducir ‘Las chicas del cable’ a 26 idiomas.
Todo empezó con un tuit en su cuenta de Twitter, en el que señalaba a Deluxe como la principal responsable de empeoramiento de la calidad del subtitulado en España. “Hace un año me echaron de la agencia en la que curraba traduciendo subtítulos de pelis y series. La experiencia fue tan desagradable que desde entonces no he sido capaz de traducir nada más. Ya me da igual todo, así que puedo decir que fue @deluxe1915 y contarlo en este hilo. No voy a entrar en si pagan tarifas abusivas o piden plazos imposibles. Pero claro, todo eso se refleja en la calidad de las traducciones de sus clientes, como @NetflixPelis. Y atención, el miércoles empiezan a usar un editor con traducción automática (tipo Google Translate, sí)”. Y el tuit se volvió viral, con más de 11.000 retuits, sobre todo del gremio de traductores que han denunciado la precariedad laboral del sector.
El traductor trabajó durante dos años en una pequeña empresa dedicada a la traducción y el subtitulado hasta que en 2017 ésta se fusionó con Deluxe. “Deluxe es un gigante y ese año empieza a absorber mogollón de agencias de traducción pequeñitas que hacían un trabajo magnífico”, explica Follaldre desde Londres, donde trabaja ahora. “En los últimos tres años se ha hecho con un monopolio y es en la que externalizan plataformas como Netflix, HBO, Universal, Fox, Amazon… las grandes. Para hacer todos los idiomas. Y fue entonces cuando empeoraron muchísimo las condiciones de trabajo. La gente que entró después de la fusión está cobrando una tercera parte de la tarifa que cobraba yo”. La tarifa de Follaldre en su momento era de 4 euros por minuto de metraje. Un capítulo de 22 minutos de duración, 80 euros.
“Las tarifas han bajado a menos de la mitad de lo que yo cobraba. Hasta un tercio. También te digo que a los que estábamos allí de antes de la bajada de tarifas no nos bajaron las tarifas. Como teníamos el contrato firmado nos respetaron las tarifas. Pero la gente que entró nueva después de la fusión ya tenía precios más bajos. Y fueron bajándolos cada vez más”, lamenta el traductor.
Sin embargo, desde Deluxe desmienten que las tarifas sean hoy menores que hace cinco años y que la mayor parte de sus jefes de proyecto estén radicados en Bangalore. “Mi punto de vista es que está sucediendo todo lo contrario”, se defiende Diego García, director de Ventas Media Services de Deluxe España. “Por lo que sé y por lo que trabajamos con ‘partners’ locales y no locales hay tanta demanda de subtítulo y tanta exigencia de calidad, que no puedes entregar calidad sin coste. Ahora requieren mucho más tiempo y de gente especializada. Todo nuestro equipo que gestiona el tema subtítulos, tanto a nivel de proyecto como subtituladores, son todos titulados. Casi el 95% tienen un master en Producción Audiovisual, por lo que el sueldo tiene que reconocer su valía y su profesionalidad“.
García no desvela las tarifas exactas que pagan hoy por un subtitulado, pero niega que sea menos de 4 euros el minuto. “Para crear un subtítulo no estamos en esos precios. Las tarifas dependen. Es un mundo más complejo de lo que parece. Yo paso mucho tiempo educando al cliente para que entienda bien el proceso, para que entienda bien los costes asociados y el trabajo artesano que necesita esto. Con el auge de las plataformas hay cada vez más gente que no quiere utilizar el doblaje, que está impuesto por ley en países como España, Alemania y Francia. Pero quienes quieren seguir disfrutando en versión original. Además de hacer subtítulos para sordos y audiodescripción para ciegos. Hay mucho trabajo y se exige mucha calidad”.
Pero Follaldre insiste en que Deluxe dejó de encargar trabajos a los traductores que tenían las tarifas más ‘altas’. “Les daban el trabajo a los que eran más baratos. Si no había nadie de los baratos disponibles ya iban a los que tenían tarifas más altas. Antes de que me echaran me llevaba muy poco trabajo. Mandé un correo por si era por algún fallo que había cometido o porque no llegaba a los estándares de calidad, pero me dijeron que era porque yo tenía una tarifa demasiado alta. Pero, en realidad, mi tarifa era estándar: 4 euros el minuto de metraje. Un episodio eran 80 euros. Me dijeron que si estaba dispuesto a renegociar las tarifas me acabaría llegando más curro. Yo no sé si la decisión de echarme estuvo vinculada a eso o no, pero creo que ni ellos me echan de menos ni a la inversa”.
Otra de las críticas de Follaldre es que la empresa ha deslocalizado a muchos de sus trabajadores, que no tienen el conocimiento básico de los idiomas que supervisan. “Optimizan el flujo de trabajo que tenían las agencias más pequeñas para abaratar el coste lo máximo posible”, prosigue. “Lo primero que hicieron fue externalizan a todos los jefes de proyecto a países en los que cobran menos, como es India, y muchísimos jefes de proyecto se fueron a la calle. A algunos les pidieron que formasen como jefes de proyecto al personal de India y que cuando lo hubieron hecho les echaron a todos a la calle. Fueron 110 personas entre jefes de proyecto, coordinadores de lenguaje, supervisores de idiomas”.
Desde Deluxe niegan que sea así. “La gran mayoría de nuestros traductores son gente de plantilla y hay algunos, especialmente para idiomas raros, que son gente deslocalizada”, asegura García. “Los niveles de calidad exigidos por las grandes plataformas son muy altos y tenemos que poner a un nativo siempre. Toda traducción que no venga de un nativo se rechaza, porque se nota. Está la traducción, la corrección lingüística, la ‘quality assurance’ de la traducción, luego hay que pasar todos los parámetros técnicos de la traducción, se crea un archivo que depende de la plataforma, del idioma, de la región e incluso del ‘mediaplayer’ que reproduzca el vídeo tiene unas cosas u otras. Esto lo supervisa un nativo, si no hay un nativo no damos de paso los subtítulos“.
Un sector muy precarizado
Son pocos los traductores que señalan públicamente las condiciones precarias de su trabajo, algo que Follaldre achaca a que la mayoría son autónomos y las posibilidades de moverse a la competencia en un mercado dominado por una o dos compañías es escasa. “Somos todos autónomos, salvo los que trabajan ‘in house’, en plantilla. Netflix tiene gente en plantilla y son muy buenos, por cierto. Son profesionales geniales. Y los que no también. Quiero aprovechar a decir que el nivel de la traducción en España es fantástico y los traductores son estupendos. Esto no es una crítica de si ‘los traductores españoles son una mierda’. No. Son muy buenos. Pero es que se pierde todo por el intermediario. Las condiciones son nefastas y los trabajos no los hace la gente adecuada“. Cuenta, por ejemplo, que le han llegado a exigir la traducción de tres capítulos de 22 minutos en un solo día.
“Es imposible hacer una traducción de calidad en ese tiempo”, asegura. “Primero porque muchas veces te llegan fuera de contexto: tres episodios de la sexta temporada de una serie que no has visto en tu vida y que están a mitad de temporada. Tienes que hacer tu investigación previa, muchas veces gracias a los fans que escriben las wikis de los personajes, pero sabes que para una traducción buena tienes que ver la serie y tienes que entenderla. No te pueden dar de repente un episodio de ‘Vikings’ de la tercera temporada donde hay muchos personajes mitológicos de los que no tienes ni idea. No te da la vida, pero lo tienes que hacer, porque es tu trabajo y porque no te puedes permitir el lujo de rechazar un trabajo”.
Además, Follaldre avisa de un nuevo sistema que, en teoría habría entrado en funcionamiento este miércoles, y que automatiza todavía más el proceso de traducción. “Deluxe tenía una plataforma que le había diseñado una empresa que se llama Sfera y que estaba hecha en flash, pero flash ya no sirve a partir de diciembre de este año y han vuelto a programar otra plataforma que es donde trabajamos los autónomos (metemos las traducciones en su web) y donde tenemos las casillas que rellenar y el vídeo. En esta nueva plataforma hay un botón que, sin ningún tipo de pudor dicen que es para que se pueda trabajar más rápido, que rellena automáticamente todas las casillas con un programa que les proporciona Amazon. Es muy parecido a Google Translate, pero es un servicio proporcionado por Amazon“.
Desde Deluxe, vuelven a negarlo. “En el mundo de la traducción lingüística hay muchas herramientas de inteligencia automática. Pero de ahí a que se usen es bastante remoto, porque necesitas mucho contexto a la hora de traducir. Nosotros no utilizamos ese tipo de herramientas. El trabajo de subtitulado es súper artesano”, afirma García.
Lo que comenzó como “una bravata en Twitter” ha acabado desatando la polémica sobre el ahorro de costes de las empresas de traducción que han derivado en un empeoramiento del producto audiovisual. “Netflix ha demostrado que puede ser un negocio rentable produciendo contenidos de calidad y contratando servicios de calidad. Todo ha venido motivado por este gigante que es Deluxe, que ha absorbido a compañías que lo hacían bien para implantar un modelo terrible que da resultados que no son aceptables. Puedes abaratar los costes todo lo que quieras, pero no es aceptable para el público”, advierte Follaldre.
“Creo que se va a demostrar que este modelo no es viable”, continúa. “Deluxe no es el único proveedor de Netflix. Tiene varias agencias a las que externaliza traducciones y subtítulos. Si crece el nivel de rechazo a los subtítulos mal hechos de Deluxe y la gente empieza a usar en botón para avisar de si una traducción es inexacta, eso provocará que Netflix devuelva el archivo de subtítulos a Deluxe o a la compañía que lo haya hecho. Cuando suben a cierto porcentaje de rechazos, es decir, de devoluciones, salen del programa de ‘partners’ y Netflix se planteará trabajar con otros proveedores. Soy optimista y espero que sea lo que pase”.
Ese mismo argumento le sirve a García para defender el trabajo de su empresa. “Una mala calidad en la traducción lingüística nos pondría en peligro la relación con Netflix, por ejemplo. Y eso es algo que no podemos permitir. Netflix nos evalúa. Hay métricas y nos pueden obligan a hacer un ‘redelivery’ —devolver y revisar el subtitulado—, ya sea por fallo nuestro o por el del traductor. Si superamos un 5% de ‘redeliveries’, a nosotros nos apagan el programa, nos dan otro periodo de tiempo, que normalmente son dos o tres meses, y si en ese periodo de tiempo volvemos a cometer más de un 5% de fallos nos echan“.
Follaldre lamenta, sobre todo y como cinéfilo, que con una mala traducción la obra artística pueda verse resentida. “Es un sinsentido gastarse cientos de millones en la producción de una película o de una serie y que escatimen tanto con la traducción”.