En un mundo tan globalizado como el nuestro, la comunicación ejerce una función primordial. Los mensajes y contenidos dan la vuelta al mundo en milésimas de segundo, lo que obliga a actuar con rigor y profesionalidad en la confección de los textos.
Por eso son tan importantes las traducciones; un contenido mal traducido puede provocar un error de interpretación y eso, en determinadas circunstancias, puede tener serias consecuencias.
Hoy en día, todo el mundo se atreve a traducir. Con los mecanismos automáticos que proporciona internet, la tarea parece sencilla, pero no lo es ni mucho menos. ¿Nos atreveríamos a traducir un documento jurídico con la herramienta de Google?, ¿y una tesis doctoral? Seguramente no; lo más prudente sería encargarlo a una agencia de traducción como Linguavox. Tiene una larga trayectoria en el sector y cuenta con una amplia plantilla de traductores profesionales.
Pero, ¿cómo elegir al mejor traductor?, ¿de qué depende realmente la calidad de una traducción?
Buscar agencias certificadas
Cuando buscamos traductores a través de Google, salen siempre en primera posición los llamados enlaces patrocinados, que son los que pagan por salir destacados. Pero eso no implica que sean los mejores; hay que entrar a fondo en las páginas y buscar referencias.
Unos de los detalles que marca la diferencia es el de las certificaciones. Como ocurre con muchos otros servicios, las agencias de traducción solventes debe estar certificadas de acuerdo a las normas ISO 9001 e ISO 17100. Esta última hace una referencia expresa a la calidad de las traducciones, así que si encuentras una agencia con esta certificación puedes estar tranquilo.
Linguavox cuenta con estas certificaciones y, además, trabaja habitualmente con el Estado traduciendo webs de entes públicos, documentos médicos, escritos sobre finanzas, etc. Detalles como estos avalan la trayectoria de una empresa y demuestran que estamos trabajando con una agencia de confianza.
Especialización y profesionalidad
La calidad en la traducción de un texto tiene mucho que ver con la especialización. No es lo mismo traducir una sentencia judicial que un estudio científico; tampoco es lo mismo la traducción de un documento oficial que la redacción de un texto tecnológico. El lenguaje y la terminología son distintos en cada caso y exigen un conocimiento profundo de la materia.
Este es un punto al hay que prestar especial atención a la hora de buscar agencia. Hay que contactar con profesionales especializados y expertos en distintas disciplinas, que sepan de lo que hablan y que ofrezcan plenas garantías.
La titulación también es importante; las agencias más solventes suelen colaborar con licenciados en Traducción e Interpretación, o bien con diplomados de otras carreras que han acreditado experiencia en el sector de la traducción.
¿Traducciones muy baratas?: cuidado
Internet anda repleto de agencias de traductores. Todos ofrecen servicios buenos, bonitos y baratos, pero hay que saber discriminar. Guiarse solo por el precio no es la mejor táctica. Un buen trabajo de traducción requiere su tiempo, por eso hay que desconfiar de tarifas excesivamente económicas. Está en juego la calidad.
Si lo que interesa es el precio, hay manera de abaratar tarifas. Por ejemplo, si se encarga un buen volumen de trabajo de manera periódica, seguramente se podrán negociar buenos precios.